jueves, 3 de enero de 2013

Sobre el dragón de Beowulf


(fragmento)

Al dragón de Beowulf, si de verdad uno quiere criticarlo, no se le puede culpar de ser un dragón, sino por no ser lo bastante dragón, un simple dragón de puro cuento de hadas. En el poema podemos encontrar algunos detalles muy vívidos de la clase apropiada [...] en el que el dragón es una auténtica fiera, con una vida bestial y un pensamiento propio acorde con eso; sin embargo, su concepción se acerca más a draconitas que a draco: una personificación de la maldad, la codicia, la destrucción (el reverso maligno de la vida heroica), y de la crueldad indiscriminada de la Fortuna, que no distingue entre bueno y malo (el reverso maligno de la vida). Si no fuera por Beowulf, el poema, así es como debería ser. En este poema, el equilibrio es delicado, pero se mantiene. El gran simbolismo está cerca de la superficie, pero no la atraviesa ni se convierte en una alegoría. Ante nosotros se encuentra algo más importante que el típico héroe. Se trata de un hombre que se enfrenta a algo más malvado que cualquier enemigo humano de cualquier reino o lugar, y sin embargo, se ha encarnado en el tiempo, entrando en la historia heroica mientras camina por las famosas tierras del Norte.


                                                   J. R. R. Tolkien; Beowulf: los Monstruos y los Críticos

No hay comentarios:

Publicar un comentario