miércoles, 2 de enero de 2013

De la ejemplar historia de Nulque


Se puede entrar sin más rodeos en la mentalidad de los indios de América del Norte a través del mito siguiente, entre otros. Es la historia de un adolescente llamado Nulque y su hermana Manona, que salieron a pasear por la orilla del lago. Jugando, él se columpió de un sarmiento silvestre que colgaba sobre el lago. <<¡Espléndido! Ven a columpiarte tú también>>, grita. Manona imita el ejemplo de su hermano, el sarmiento se rompe y ella cae al agua. En el lugar de la caída se encontraba casualmente el Hombre del Lago, genio de las aguas, y se apodera de ella. Es hermoso, como lo son todos los dioses, y la seduce, haciendo de ella su esposa. Pero Nulque ha quedado inconsolable; todos los días se acerca a la orilla del lago para llorar. Entonces se le aparece su hermana para rogarle que no se lamente más, que ella es ahora la esposa del Hombre del Lago y jamás podrá retornar a la tierra.
    El muchacho sigue inconsolable, ayuna y reza para lograr el regreso de su hermana. El ayuno llega a purificarlo tanto que ya no puede soportar el olor de los demás hombres. Una noche se le aparece un manitú, y le pregunta el motivo de su tristeza; una vez enterado se declara incapaz de liberar a la hermana. Pero Nulque se empeña en seguir rezando y ayunando. Al cabo de dieciséis días ve en sueños a un guerrero y comprende que es el dios del trueno. Este dios se declara dispuesto a ayudarle, y le aconseja que acuda a orillas del lago, que abata un olmo grande y construya con él una canoa. Ésta le llevará a un lugar en donde se alza un tipi muy grande entre dos árboles. Es la morada de un hombre-ciervo, que le remite a un hombre-grulla, y éste le envía a un hombre-castor.
    El joven entra en alianza con estos genios, quienes deciden ayudarle con la intervención del dios-trueno. Éste desencadena una fuerte tormenta, cuyos rayos agitan al Hombre del Lago en el fondo de las aguas. El lago mismo se agita. El Hombre del Lago suplica ayuda a su esposa y ésta la concede. La empresa mágica ha fracasado, porque sólo podía triunfar con la colaboración de la mujer. Nulque redobla sus lamentaciones. Entonces sus aliados naturales metamorfosean a Manona en lago y el propio Nulque se convierte en una isla en medio de éste, para que nunca más se vean separados.
(...)


                                                                                                             Gerald Messadié

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