jueves, 24 de enero de 2013

Discurso de Clyde Warrior

(para un congreso sobre la Guerra contra la Pobreza)
Me llamo Clyde Warrior y soy un indio Ponca de Oklahoma, sin mezcla de sangre. Me presento ante vosotros con el fin de intentar, hasta donde me sea posible, explicaros los puntos de vista de la juventud indígena. Si empiezo mi presentación con una nota ligeramente cínica es porque los indios norteamericanos en general, y la juventud india en particular, contemplamos con considerable escepticismo los programas elaborados para mejorar nuestra situación. A lo largo de años, el Gobierno federal ha elaborado programas que fueron introducidos en las comunidades indígenas en nombre de la rehabilitación económica o cosas similares. En general, estos programas han derivado en amargas divisiones y pugnas dentro de nuestras comunidades, acarreando un mayor empobrecimiento y colocando a nuestros padres en una situación de impotencia cada vez mayor.
    Soy un hombre joven, pero tengo la edad suficiente para haber visto cómo se aceleró este proceso en lo que llevo vivido. Ésta ha sido la experiencia de la juventud indígena: ver a nuestros mayores reducidos a la impotencia e incapaces de tratar con el mundo moderno. Aquellos miembros de nuestra generación que tienen cierta comprensión de la vida moderna han debido llegar a ella mediante experiencias habidas fuera de nuestras comunidades natales. El oprobio de la vida del indio, y supongo que, en general, el oprobio de la vida de los pobres en los Estados Unidos de hoy, es la impotencia de aquellos que están <<fuera>>, pero que sin embargo se ven coaccionados y manipulados por el mismo sistema que los excluye...
    Cuando hablo con ellos, los voluntarios del Cuerpo de Paz que regresan de ultramar me dicen, lo mismo que muchos historiadores y economistas modernos, que es la estructura misma de la relación entre ricos y pobres lo que hace que los pobres sigan siendo pobres; que los poderosos no quieren el cambio y que es el propio sistema como tal el que causa la pobreza; y que dentro de un marco semejante es simplemente inútil trabajar. Yo no soy economista y no puedo evaluar estas ideas. Tengo la esperanza de que incluso entre los poderosos haya hombres de buena voluntad dispuestos a que <<el barco se les sacuda>> un poco, para realizar la tarea que a sí mismo se ha impuesto nuestro país...
    Tal como digo, no sé con certeza cuáles son las causas de la pobreza, pero sé que esta impotencia es, cuando menos, uno de sus correlatos; esta falta de experiencia y de capacidad para pensar y expresarse...
    Ahora en los Estados Unidos se propone una nueva cruzada -nuestra <<Guerra contra la pobreza>>- que pretende empezar con un concepto nuevo y revolucionario: trabajar con la comunidad local. Nada podría ser más grato para los jóvenes indios que una declaración de este tipo y esperamos que, por primera vez desde que [los blancos] se deshicieron de nosotros considerándonos una amenaza militar, nuestros padres tengan algo que decir en lo que se refiere a su propio destino, en vez de ser ignorados como habitualmente sucede. Aunque vuelva a mostrarme un poco cínico, permitidme esbozar las razones de nuestros temores. No dudo de que todos vosotros seáis hombres de buena voluntad ni de que tengáis intención de trabajar con la comunidad local. Mi único temor se refiere al modo en que se conciba, por vuestra parte, la comunidad local...
    No sé cómo resolver el problema de la pobreza y ni siquiera estoy seguro de que sea la pobreza el problema que debamos resolver; tal vez no sea más que un síntoma. En un país rico, como los Estados Unidos, si la pobreza consiste en falta de dinero y de recursos, la considero un problema de hecho insignificante. No puedo, pues, decir si la pobreza es un síntoma o una causa, ni cómo habría que resolverla en términos puramente económicos. Pero sí estoy seguro de que cuando un pueblo es impotente y su destino está controlado por los poderosos, entonces, sean ricos o pobres, vive en la ignorancia y en la frustración porque se ha visto privado de experiencia y responsabilidad, tanto en términos de individuo como de comunidad. En el mundo moderno no hay sustituto para este tipo de experiencia. Es necesario hacerla para hacer elecciones racionales, para vivir en un mundo al que uno se sienta capaz de enfrentar, sin sentirse frustrado por él. Nadie puede obtener tal experiencia si no puede tomar decisiones por sí mismo, junto con sus compañeros en su comunidad local. No hay nivel de educación formal ni suma de dinero que puedan reemplazar estas experiencias vitales básicas para el ser humano. El que el indio no entienda la economía moderna es debido a que jamás ha intervenido en ella. Alguien ha tomado por él las decisiones correspondientes. Las <<limosnas>> consistentes en ropa o comida no corroen el carácter; lo corroe la falta de poder sobre el propio destino. Y podría agregar que la autoestima es una parte importante del carácter. Nadie llega a ser competente si carece de la experiencia necesaria para ello y de la capacidad de tomar decisiones que hagan manifiesta la competencia.
    Antaño, los poncas vivíamos de los búfalos que salíamos a cazar. Creemos que el búfalo es un don que nos hizo Dios. Eso no nos debilitaba el carácter, ya que nadie salía a buscar los búfalos por nosotros, ni nos organizaba las cacerías, ni nos decía cómo dividirnos la carne ni la forma en que debíamos elevar nuestras preces. Todo eso lo hacíamos solos, y nos sentíamos un pueblo competente y digno. En aquellos días no estábamos <<fuera del sistema>>. Éramos el sistema,  y éramos capaces de enfrentar nuestro medio porque teníamos el poder de hacerlo. No eran los hombres de negocios ni los burócratas blancos quienes tomaban las decisiones de los poncas; los poncas tomaban sus decisiones y las llevaban a la práctica. Si un año éramos ricos, era por obra nuestra, y si al año siguiente éramos pobres, nos sentíamos dispuestos a enfrentar la situación. La democracia no sólo es algo bueno en abstracto; es necesaria para la condición humana; y el epítome de la democracia es la responsabilidad de los individuos y de las comunidades de personas. No puede haber responsabilidad a menos que la gente pueda tomar decisiones y mantenerlas o fracasar en ellas...
    Podría agregar también que la ayuda exterior sólo será eficaz cuando una comunidad tenga verdadera libertad. Tal es, indudablemente, la lección que nos han enseñado las nuevas naciones. Sólo cuando las colonias de África y Asia obtuvieron su libertad llegó a ser productiva la ayuda económica proveniente de Francia y de Inglaterra. Aquí, en Norteamérica, podemos aplicar esta lección a la propia comunidad local.


                                                                                                 Clyde Warrior (1939-1968)

P.D.: El discurso jamás fue pronunciado, porque no lo permitieron.

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