jueves, 20 de diciembre de 2012

Una Visión de la Adivina


Heímdal llama,    por alto su cuerno,
la cabeza de Mímir    a Odín le canta;
el fresno Yggdrásil,    el viejo, vacila,
gime el gran árbol,    y el ogro se suelta.

¿Qué hay de los ases?    ¿Qué hay de los elfos?
Jotunheim resuena,    deliberan los ases;
los enanos sollozan,    los sabios del risco,
al umbral de sus rocas.    -¿O mejor lo sabéis?

Viene Hrym por el este,    en alto el escudo,
se vuelve el reptil    con furor de gigante;
chapotea la sierpe    y el águila grazna,
la que muertos destroza;    Naglfar se desata.

Por el mar en un barco    vienen del este
los hijos del Múspel,    Loki al timón;
avanzan con él    los monstruos todos,
el lobo los trae,    el hermano de Býleist.

Del sur viene Surt    con el mal de las ramas,
resplandece la espada    del dios de los muertos;
rechocan los riscos,    rebullen las brujas,
al Hel van todos,    el cielo se raja.

Llégale a Hlin    su segundo dolor
cuando Odín se encamina    a luchar con el lobo,
y el que a Beli mató,    el brillante, con Surt;
allá ha de caer    de Frig la alegría.

Va el hijo de Odín    a luchar con el lobo,
Vídar se enfrenta    al que come carroña;
hasta el puño en el pecho    al hijo de Hvédrung
la espada le clava;    ya a su padre vengó.

De la sierpe el glorioso,    el hijo de Hlodyn,
exhausto se aleja;    no oprobio se espera;
dejarán el mundo    los hombres todos
cuando fiero la mate    el guardián del Mídgard.

El sol se oscurece,    se sumerge la tierra,
saltan del cielo    las claras estrellas;
furiosa humareda    las llamas levantan,
alto, hasta el cielo,    se eleva el ardor.

Y también esto se dice:

En el llano de Vígrid    habrán de luchar
    Surt y los buenos dioses;
cien leguas mide    en cualquier dirección,
    se les tiene ese llano fijado.


                                                                Fragmento de Edda Menor

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