Los dioses se sentaron luego en sus sillas y celebraron consejo, y recordaron cómo habían aparecido los enanos allá bajo tierra lo mismo que los gusanos en la carne. Los enanos habían surgido en un principio y cobrado vida en la carne de Ýmir y entonces eran gusanos, pero por deseo de los dioses recibieron inteligencia humana y tuvieron aspecto de hombres, y viven bajo la tierra y en las rocas. El principal de ellos fue Modsógnir, y el segundo Durin. Así se dice en La Visión de la Adivina:
Todos los jueces, los santos dioses,
se reunieron entonces en alto consejo;
que quién crearía la raza de enanos
con la sangre de Brímir y los huesos de Blain.
Con figura de hombres enanos hicieron,
en gran cantidad, como Durin pidió.
Y así dice sus nombres la adivina:
Nyi y Nidi, Nordri, Sudri,
Austri, Vestri, Áltiof, Dvalin,
Nar y Nain, Níping, Dain,
Bífur, Báfur, Bómbur, Nori,
Ori, Ónar, Oin, Miodvítnir,
Vigg y Gándalf, Víndalf, Torin,
Fili, Kili, Fundin, Vali,
Tror, Troin, Tekk, Lit y Vit,
Nyr, Nýrad,
Rekk, Rádsvid.
Los que siguen son también enanos y viven en las rocas, no como los anteriores, que viven bajo tierra:
Dráupnir, Dólgtvari,
Har, Húgstari, Hlédiolf, Gloin,
Dori, Ori, Duf, Andvari,
Heptifili, Har, Svíar.
Los que siguen se marcharon de Svaringshaug a Aurvángar, en Joruvéllir, y son los que descienden de Lófar. Éstos son sus nombres:
Skírfir, Vírfir, Skáfid, Ai,
Alf, Yngvi, Eikinskialdi,
Fal, Frosti, Fid, Gínnar.
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