martes, 11 de junio de 2013

Adamski

¿Y si Adamski tuviera razón? Me he hecho esta pregunta en muchas ocasiones. Y debo reconocer que no sé qué pensar. No tengo pruebas de peso que borren mi desconfianza, pero tampoco quiero caer en el fanatismo seudocientífico de aquellos que niegan estos posibles contactos con seres del espacio, sin conceder siquiera la oportunidad de una exposición abierta de los hechos.
    ¿Qué puedo pensar entonces de lo sucedido en aquel jueves, 20 de noviembre de 1952, en el desierto de California?
    Según George Adamski -que había continuado con sus experiencias fotográficas desde Monte Palomar-, fue hacia las 12:30 de dicho jueves cuando tuvo su primer contacto personal con un hombre de otro mundo.
    <<Llegó en un platillo volante -cuenta Adamski- y el encuentro se celebró en el desierto de California, a 16 kilómetros de Desert Centre, en dirección a Parker (Arizona).>>
    Afirma el astrónomo aficionado que a lo largo de ese año de 1952, además de sus fotos, había hecho múltiples visitas al desierto, siempre pendiente de los posibles lugares donde podían haber descendido los ovnis.
    <<Pero siempre regresé con las manos vacías...>>
    En los últimos días de agosto, Adamski recibió en Palomar Gardens la visita del señor y la señora Bailey, de Winslow, Arizona. Eran grandes aficionados al tema de los <<platillos>> y, según le explicaron, los habían visto en algunas ocasiones. Le hablaron de otro matrimonio amigo -el doctor George Williamson y su esposa- igualmente interesados por el fenómeno.
    <<Poco después -explica Adamski-, mis cuatro nuevos amigos me visitaron en Palomar. Y tras permanecer unos días en mi casa me rogaron que les avisara si intentaba hacer un contacto con los "platos voladores".
    >>Así que el día 18 de noviembre por la noche les telefoneé, comunicándoles que pensaba marchar al día siguiente por la noche hacia Blythe, en California. Aceptaron y quedamos en encontrarnos el jueves, 20, por la mañana.>>
    Así fue. Adamski, que viajaba en compañía de su secretaria, Lucy McGinnis, y de la señora Alice K. Wells, encargada del café de Palomar Gardens, encontró a los dos matrimonios en el punto convenido de Blythe. Desayunaron y conversaron sobre la zona más propicia para emprender la aventura. Por fin se decidieron por Desert Centre. Tomaron la carretera que conduce a Parker y cuando habían recorrido unos 17 kilómetros, George propuso aparcar los coches y caminar por el desierto.
    Antes de emprender la exploración, el grupo resolvió tomar un bocado. Fue entonces cuando escucharon el ruido de un avión -un bimotor- que volaba sobre la cadena montañosa existente al otro lado de la carretera. Al alejarse, los expedicionarios vieron un gran objeto plateado, en la misma dirección por donde había surgido el avión. Tenía forma de cigarro puro y se mantenía a una gran altura, en completo silencio.
    De pronto, la gigantesca nave cambió a un color anaranjado. Adamski y sus compañeros la contemplaron con prismáticos y observaron que llevaba una marca oscura en uno de sus flancos. Parecía un distintivo.
    El doctor Williamson, que había servido en las Fuerzas Aéreas durante la guerra, expresó que aquel signo no tenía nada que ver con los de los aviones americanos o de otros países.

EL VENUSINO
Adamski añade <<que en aquel momento tuvo el convencimiento de que la misteriosa nave le buscaba...>>.
    Así que pidió a Lucy que le llevara hasta un lugar más apartado, y subieron al coche, juntamente con Bailey. Tras recorrer un kilómetro por la carretera se apartaron de ésta, adentrándose en el desierto.
    Cuando el coche no pudo continuar, Adamski sacó su equipo fotográfico, así como su inseparable <<telescopio de seis pulgadas>>, y procedió a montarlo. Rogó entonces a sus acompañantes que volvieran con el resto del grupo y que observaran a distancia.
    <<Transcurrida una hora, volved...>>
    Ayudado por Bailey, Adamski montó su cámara Kodak Brownie, así como el telescopio.
    Al alejarse el vehículo, la nave -que había permanecido inmóvil sobre las cabezas de Adamski y sus amigos- se alejó hacia el horizonte. Al parecer, se aproximaban aviones de combate.
    Al poco, Adamski observó un destello en el cielo. Se trataba de una pequeña nave circular de la que llegó a tomar hasta siete fotografías. <<Pero -siempre según George Adamski- la súbita presencia de otros dos cazas obligó a alejarse al vehículo espacial.>>
    Los aviones describieron dos círculos y terminaron por alejarse.
    <<Tomé otras dos fotografías con mi Brownie, para tener una exacta situación del terreno, en el caso de que mis anteriores fotografías hubiesen salido bien. Al concluir, caí en una serie de reflexiones sobre lo que había visto... Pero mis pensamientos se vieron interrumpidos por alguien que, desde unos cuatrocientos metros, me hacía señales. Parecía un hombre y me indicaba que me acercase.
    >>Me pregunté quién podía ser y qué hacía allí, en pleno desierto. Estaba seguro de no haberlo visto antes. Además, ¿por dónde había llegado? ¿Por las montañas? Imposible. ¿Por la carretera? Tampoco, puesto que mis amigos o yo lo habríamos visto.
    >>Por un momento pensé que era alguien que necesitaba ayuda. Así que me dirigí hacia él.
    >>Mientras me acercaba, tuve la extraña sensación de que debía ser prudente. Miré a mi alrededor para asegurarme de que los dos éramos perfectamente visibles para mis compañeros. No tenía razón alguna en sentir temor ya que el hombre no parecía tener nada fuera de lo normal. Me di cuenta de que era más bajo y mucho más joven que yo. Había solamente dos cosas que me llamaron la atención al acercarme: sus pantalones no eran como los míos. Parecían más bien como los que se utilizan para esquiar. Y me pregunté qué haría con semejante atuendo en pleno desierto...
    >>Sus cabellos, además, eran largos hasta los hombros y el viento los agitaba.>>
    Adamski señala que en ese momento perdió todo temor.
    <<Ya no me preocupé de mis amigos, ni de saber si estaban contemplando la escena, tal y como yo les había pedido. Aquel hombre estaba ya a un metro de mí...
    >>Entonces lo comprendí todo. Era un ser de otro mundo. Pero yo no había visto su astronave...>>


                                                                   J.J. Benítez; Los Visitantes
Diversas fotografías tomadas por Adamski:

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