lunes, 19 de agosto de 2013

La India aria


Nuestra fuente principal para la historia de este remoto período es el Rig Veda, colección de antiguos himnos del año 1000 a. de C. aproximadamente. En ellos se alude a las luchas por las tierras de pastos, contra los indígenas y entre las propias tribus arias. El jefe de tribu, o rajá, era, principalmente, un jefe guerrero y compartía el poder con los sacerdotes y con los consejos de tribu.
    Las tribus arias se habían establecido principalmente en los valles de los ríos Indo y Ganges. Allí criaban ganado vacuno, cabrío y ovino, cultivaban cereales y confeccionaban útiles y armas de bronce. Pero, durante mucho tiempo, se abstuvieron de construir ciudades.
    Aunque la primitiva vida aria seguía siendo tribal, había ya clases diferentes: nobles y guerreros (kshatrias), sacerdotes (brahmanes) y campesinos y artesanos (vaishyas). Una cuarta clase, la de los siervos (shudras), surgió cuando los arios se convirtieron en los amos de los drávidas.
    A través de los siglos, la composición de las clases o castas sufrió alguna alteración, pero éstas se hicieron más cerradas. Un ario podía bajar la escala con bastante rapidez, o convertirse en un paria si se casaba con una mujer no aria; pero el ascenso era otro asunto. Los brahmanes transformaron el sistema de castas en un principio religioso, protegiendo de este modo su propia situación encumbrada, la cual reforzaron más y más al complicar el ritual.
    La mayoría de los dioses del brahmanismo, Indra (dios del aire y de la lluvia), Agni (dios del fuego), Dyaus (dios del cielo), etcétera, eran antiguos dioses védicos, parecidos a los de los griegos y romanos. Mitra, el dios del Sol, también aparece en el primitivo panteón persa.
    Aproximadamente entre los años 800 y 500 a. de C., los arios se extendieron hacia el Este, a lo largo del río Ganges. Un antiguo poema, el Mahabharata, canta como una gran guerra lo que probablemente fue un choque entre tribus; pero ni la época ni los participantes pueden ser fijados con exactitud. En cambio, los escritos sagrados nos dan información específica sobre doctrinas religiosas. Por ejemplo, los Upanishadas (enseñanzas confidenciales), escritos entre los años 600 y 300 a. de C., introdujeron la idea del continuo renacimiento del hombre (samsara), dependiendo su situación en cada vida de sus acciones en las vidas anteriores (karma). Esta idea ayudó a los sacerdotes a conservar el sistema de castas.
    Al vigorizarse el brahmanismo, surgieron inevitablemente las disidencias. Los jainos (siglo VI de nuestra era) predicaron el ascetismo. Buscaban el dolor físico y hacían vida de aislamiento en los bosques.
    Otra alternativa al brahmanismo fue la propuesta por Siddhartha Gautama, príncipe norteño que nació alrededor del año 560 a. de C. Siddhartha renunció a su vida de príncipe para buscar la razón de la miseria humana. Después de años de caminar sin rumbo, le fue revelada la verdad. Su revelación conjugó la antigua idea de karma con la del nirvana, liberación final del dolor soportado en las vidas sucesivas. El ser individual podía conseguir el nirvana (unión con el Ser del Universo) llevando una vida de meditación, de austeridad y de altruismo.
    Las enseñanzas de Siddhartha le valieron el título de Buda, "el Iluminado". En el siglo III a. de C., el budismo contaba con muchos monasterios y templos en toda la India, coexistiendo con el brahmanismo, el jainismo y otras religiones.


                   Biblioteca de los Conocimientos, Antiguas Civilizaciones; Plaza & Janes S.A.

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