Después de
que Anu hubiera creado el cielo,
y de que el
cielo hubiera creado la tierra,
y de que la
tierra hubiera creado los ríos,
y de que los
ríos hubieran creado los canales,
y de que los
canales hubieran creado el cenagal,
y de que el
cenagal hubiera creado el gusano,
el gusano se
presentó llorando ante Shamash,
derramando
sus lágrimas ante Ea:
¿Qué vas a
darme para que pueda comer?
¿Qué vas a
darme para que pueda beber?
Te daré el
higo seco y el albaricoque.
¿De qué me
van a servir un higo seco y un albaricoque?
Levántame, y
entre los dientes
Y las encías
permíteme que resida...
Por haber
dicho esto, oh gusano, que
Ea te
castigue con el poder de su mano.
Conjuro asirio contra el dolor de muelas
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