miércoles, 31 de julio de 2013
A una estrella
Chispa de luz que, fija en lo infinito,
absorbes mi asombrado pensamiento:
tu origen, tu existencia, tu elemento,
menos alcanzo cuanto más medito.
Si eres ardiente, inamovible hoguera
¿dónde el centro descansa de tu lumbre?
Si eres globo de luz ¿cómo en la cumbre
no giras tú de la insondable esfera?
¿Por qué la tierra sin descanso rueda?
¿Por qué la luna el globo majestuoso
mueve, mientras tu carro misterioso
inmóvil, fijo, en el espacio queda?
¿Es que mi vista de mortal no alcanza
a percibir, desde su oscuro asiento,
allá en la altura suma el movimiento
de tu carroza, que en lo inmenso avanza?
¡Ah, sí! Que, por espíritu movida,
la creación sin descanso se sostiene,
y todo en la creación marcado tiene
forma y destino, movimiento y vida.
Tú giras, sí; tus alas soberanas
surcan el mundo y sus confines tocan...
Mas ¿cómo en su carrera no se chocan
tus millares sin número de hermanas?
Más allá de su límite prescrito,
sediento, avanza, audaz, el pensamiento,
y tu origen, tu vida, tu elemento,
menos alcanzo cuanto más medito.
Carolina Coronado
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