(Antes Cipriano <<El Mago>>)
Cipriano -apodado <<El Mago>>, porque desde sus años mozos hasta cumplir los 30, había tenido pactos con Satanás y relaciones íntimas con los espíritus del mundo infernal-, nació en Antioquía, entre Siria y Arabia, lugar perteneciente al dominio de Fenicia. Sus progenitores, idólatras y propietarios de incalculables riquezas, sabedores de que la naturaleza había dotado a su hijo de la inteligencia necesaria y los talentos conducentes a granjearse la simpatía y estimación de cuantos le rodeaban, decidieron destinarle al servicio de los falsos dioses. Por tal razón se le encaminó al estudio de todo lo relativo a los sacrificios que se brindaban a las deidades, de forma y manera que jamás hombre alguno llegó a conocer con tanta exactitud y profundidad los profanos enigmas del gentilismo.
Cuando Cipriano acababa de cumplir su trigésimo aniversario se desplazó a un lugar en el que vivía un religioso llamado Eusebio, que otrora fuera compañero suyo en los estudios primarios, y de quien en tiempo había recibido recriminaciones que tenían por objetivo alejar a Cipriano del peligroso abismo al que le precipitaban sus malévolas aficiones. Pero éste hizo siempre oídos de mercader a tales recomendaciones, a la vez que hacía mofa de ellas.
Pero en cierta ocasión, tan fervorosos fueron los ruegos de Eusebio al Sumo Hacedor en favor de que Cipriano abriese los ojos a la luz de la verdad abandonando las insondables tinieblas en las que permanecía, que las preces del religioso fueron escuchadas en el Cielo y la inconmensurable misericordia del Señor se dignó alumbrar a la infeliz víctima, alejándola de los senderos por los que Satán le mandaba caminar, convirtiéndola en un ser consagrado al servicio del bien.
Como los caminos del Señor son inescrutables, su divina gracia obró el milagro de transformar a Cipriano sirviéndose de las circunstancias que vamos a narrar seguidamente.
Existía una dulce doncella llamada Justina, feliz y candorosa, pura y virginal, que desde que decidió abrazar fervorosamente el cristianismo fue una de las criaturas más perfectas al servicio de Dios, al que consagró su virginidad, para conseguir la cual cosa observaba una vida ascética y de oscura modestia complementada con un retiro ejemplar. Pese a apartarse de las tentaciones y veleidades del mundo y la carne, su resplandeciente belleza excitó las pasiones de un joven nombrado Aglaide, en cuyo corazón hizo arder llama de amor tan inextinguible, que al fin decidió pedir a los padres de Justina que se la ofrecieran en desposorio. Pero esta decisión del enamorado no pudo ser llevada a la práctica a causa de la irrevocable negativa de la hermosa y pura muchacha. Despechado y un tanto lleno de ira, el desahuciado galán acudió a Cipriano <<El Mago>> en demanda de auxilio para la obtención de sus fines; éste puso en liza sus más eficaces artes demoníacas con el deseo de satisfacer las aspiraciones de su amigo. Pero todo resultó por completo inútil y de nada sirvieron las hechicerías y malas artes de Cipriano frente a la inamovible negativa de la casta Justina.
Enfurecido el mago frente al fracaso ofrendó a la corte infernal muchos y execrables sacrificios a cambio de los cuales obtuvo la promesa de conseguir lo pretendido. Justina entonces vióse asaeteada por peligrosas y continuas tentaciones, por fantasmas que trataban de empujarla hacia el otro lado de la virtud, pero, fortalecida por los auxilios de la gracia divina, obtenidos por merecimientos de sus piadosas oraciones y drásticas austeridades, y siempre con la especialísima protección de la Santísima Virgen María, pudo salir en todo momento victoriosa de las asechanzas diabólicas que pretendían hacerla tambalear.
Cipriano, flagelado por el furor de la derrota, increpó a su satánico benefactor, espetándole:
-¡Maldito estúpido, falaz y traidor, bien conozco ya tu impotencia, y deberías sentir profunda vergüenza de que ninguna de tus malas e infalibles artes sea capaz de doblar la tenaz voluntad de una débil hembra! Y ya que tanto blasonas de poder y supremacía, ¿quieres confesarme de qué medios se ha servido esa virgen para anular todos tus intentos?
Entonces, y obligado Satanás por mandato de Dios, confesó la verdad, diciendo que el Señor de los cristianos era en verdad el único dueño del Cielo, la Tierra y los infernales abismos, y que diablo alguno podía enfrentarse al signo de la Santa Cruz + que protegía a la joven virgen, de suerte que cuando algún ser del averno se acercaba a tentarla ella lo ponía en fuga trazando la Santa señal.
Cipriano, bastante desconcertado al momento, acabó por responder:
-Pues tratándose de eso, el Señor de los cristianos es mucho más poderoso que tú, y si la señal de la Cruz te pone en fuga a ti y a los tuyos, te conjuro y abomino en nombre del Dios Todopoderoso de los cristianos.
Acto seguido, Cipriano, extendió los brazos trazando la figura de Cristo en la Cruz.
Ciego de ira el Diablo se apoderó del mago proyectándolo a lo más oscuro y recóndito de los abismos del averno. Pero al cabo de unos instantes San Gregorio se hizo presente ante el Diablo ordenándole en nombre del Señor para que devolviese a Cipriano a su condición anterior, acto que fue acompañado de continuadas y piadosísimas oraciones.
En lo sucesivo fue Cipriano atormentado y acosado en todo momento por la presencia de Satanás y sus adláteres, que incesantemente se le aparecían para tentarle; mas aquél los ponía siempre en franca huida formando con sus brazos la señal de la Cruz.
San Gregorio le advirtió tiempo después de que no tendría un lugar en el Paraíso al lado de los justos si no se deshacía de los vínculos que le habían mantenido ligado a su pérfida existencia anterior: Cipriano, revistiéndose de la gracia divina, alquiló una humilde y mísera morada para vencer desde ella los acosos y prestigios infernales. Poco hubo de transcurrir antes de que Dios llamase a Cipriano para ponerle en la mansión de los justos.
Dr. Israel Ben Yesha; De las tinieblas a la luz
Go go power rangerssss!!!!!!Dadle duro a San Cipriano y su mala rima!!!!!
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