miércoles, 18 de septiembre de 2013

La canción del pirata


Izad nuestra bandera, negra cual es la tumba,
cual la muerte que siembra cuando surca las olas;
despejad la cubierta, aprestad los cañones,
sacad filo a las hachas, desnudad el acero,
preparad la metralla y traedme la llave
-para mi último fin- del pañol de la pólvora.
No arriaremos jamás nuestra negra bandera:
si nos niegan los mares, surcaremos los aires.
Sin repartir quedó nuestro último botín:
yo debo distribuirlo, vosotros, acatar.
Chal hay digno del cuello blanco de una sultana;
perlas no menos bellas que el brazo que ornarán;
frascos que, destapados, liberan en el aire
de la cuna el perfume de las rosas de Egipto.
No reclamo una parte: brindar por el triunfo
sólo quiero, y no más, al amor de un buen vino.
De lo que otros persiguen -la fama, la riqueza-
desdeño las riquezas, la fama es nombre huero.
¡Yo lucho por venganza! Gozo al ver cómo huye,
alcanzada del sable, la vida del rival.
Lucho por el recuerdo de los años perdidos,
sólo derramo sangre donde antaño hubo lágrimas.
Como el rayo que cae de lo alto, encendido,
de una carrera odiosa voy al combate amado.


                                                                                Tomado de Ellms, The Pirate's Own Book

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