lunes, 16 de septiembre de 2013
Ponche de Ron
El ron, un licor destilado de la caña azucarera, era entre los alcoholes del siglo XVIII uno de los más famosos y abundantes en las Indias Orientales y toda la zona colonial de América. La mezcla más habitual en la que intervenía el ron era el ponche, delicia apreciada por muchos de los piratas y bebida que ocupaba un lugar propio en las actividades sociales de a bordo de una nave pirata. Se mezclaba junto con el ron agua, la cáscara, el zumo y la pulpa de varios limones, limas y naranjas, y quizá alguna especia como pudiera ser la nuez moscada, al par que azúcar (blanco o moreno); para conseguir un buen ponche, estas eran las proporciones: una parte ácida (los cítricos), dos partes dulces (azúcar o sirope), tres fuertes (ron) y cuatro suaves (el agua). Se podía servir frío o caliente, en un bol lo suficientemente grande como para que los hombres metieran sus vasos antes de echarse el brebaje al coleto. Si faltaba ron para la mezcla, no eran malos sustitutos el vino, el coñac o el arrak. La ingesta de ponche en Inglaterra se remonta a mediados del siglo XVII, cuando los ingleses tomaron Jamaica a los españoles.
Los piratas también disfrutaban del bumbo o champurrado, una mezcla de ron, agua, azúcar y nuez moscada. Otra bebida bastante popular era el rumfustian, un ponche de huevo en el que se mezclaban huevos crudos con azúcar, jerez, ginebra y cerveza [Una bebida similar y de la misma raíz es el rompón o rompope, que mezcla aguardiente, leche, huevos, canela y azúcar].
Abundan los relatos sobre piratas que bebían hasta acabar sumidos en un sopor etílico producido por el ponche de ron, del que sentían necesidad, o metiéndose por ello en peleas y disputas amenazadoras tanto en el mar como en tierra. En los juicios, fueron asimismo varios los piratas que se refirieron a la terrible influencia del exceso de alcohol sobre su comportamiento; también las víctimas de la piratería mencionaban con frecuencia el fuerte olor a alcohol que despedían sus agresores. El ron mantenía el calor corporal mientras los hombres pasaban la noche en cubierta o batallaban con malas condiciones atmosféricas, y también lo consumían en grandes cantidades cada vez que tenían ocasión de deliberar sobre alguna cuestión o celebrar algo: haber capturado un barco, un motín victorioso, salir con bien de un temporal difícil, cuestiones por el estilo.
Stuart Robertson, ed.; La vida de los piratas
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