Escitia es todo un misterio en todos los sentidos. O es pueblo o es región, según quién la cuente y describa. Muchos la sitúan al noreste de Europa, o también en el sudoeste de Asia, aunque Ptolomeo prefiere considerar únicamente la región asiática para determinar su ubicación.
La situación geográfica más probable parece estar a orillas del Mar Negro, al sur de la actual Rusia, en el actual territorio que ocupa Ucrania.
Los griegos antiguos llamaban escitas a todo pueblo bárbaro habitante de las estepas, ubicándolos en territorios allende el Mar Caspio, lejos de su influencia.
Eran considerados por aquéllos una raza muy inferior en inteligencia y cultura.
De naturaleza nómada y muy belicosa, los historiadores contemporáneos afirman que los escitas habríanse instalado inicialmente en las montañas al oeste del Elam, del Cáucaso y del Mar Caspio, en el segundo milenio a. C. Luego extendieron sus dominios y se trasladaron por la estepa rusa hasta el este de la Manchuria China.
Estas tribus, en su expansión, incursionaron por pueblos pacíficos saqueándolos y devastando lo que encontraron a su belicoso paso, allá por el siglo V. Gran parte de Europa oriental tuvo que resignarse a su influjo.
Al principio de los tiempos, los pueblos escitas tenían costumbres en las cuales se destacaba el género femenino con funciones en el culto, la adivinación y el curanderismo, cazaban y guerreaban como el hombre, asemejándose más a una sociedad matriarcal.
Según Heródoto, Heracles (Hércules) pasó por lo que sería Escitia mientras arreaba los bueyes de Gerión. El intenso frío que reinaba en el lugar lo obligó a cubrirse con su piel de león.
Cuando se durmió, desaparecieron misteriosamente las yeguas de su carro.
Mientras recorre la región de Escitia en búsqueda de sus animales, Heracles llegó hasta una zona boscosa donde encontró un ser medio doncella y medio serpiente. Con esta entidad tuvo tres hijos, uno de los cuales, llamado Escita, fue el antecesor de estas tribus. Escitia para siempre quedó reconocida como las Tierras Frías del Norte.
Referencias ocultistas y más recientes del mítico territorio, nos indican que cinco mil años antes de nuestra era, la antigua Escitia estaba cubierta por selvas espesas.
El hombre blanco que la habitaba ya había evolucionado del cavernícola y ahora conocía el uso de variadas armas y la domesticación del caballo. Montado en éste, conquistó la tierra y a otros animales: el oso, el lobo y el león le temían.
Ya existía la forma social de clan en la boscosa Escitia y la construcción de menhires era un hecho habitual del culto que rendían a los antepasados. Estos escitas legendarios, anteriores a los bárbaros de las estepas, fueron considerados hijos de los hyperbóreos.
Daniel E. Tangir; Lugares de Ningún Lugar
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