Aznalcázar (Sevilla). 1935; mes de abril.
El señor Mora, agricultor, a la sazón ya con hijos mayores. Familia profundamente religiosa; en la actualidad continúa siendo ésta una familia principal del pueblo y varios sobrinos han escalado puestos importantes en la política y en la intelectualidad.
El testigo solía ir diariamente al campo y trabajaba en sus propias fincas, su medio de vida. Una tarde, y como a unos cien metros de distancia, vio bajar como si fuese un globo, que <<aparcó>> en la finca. De seguida, unos hombres pequeños salieron de <<aquello>> y, desde el suelo, estuvieron como arreglando algo en la nave. Él estuvo observando un buen rato, mientras iba en aumento su inquietud, lo que le lleva a una rápida determinación: ensilla la caballería y se dirige al pueblo.
Aquella noche, y en la tertulia habitual que formaban en su casa el médico del pueblo, el maestro (un tío nuestro) y el señor Mora, éste contó con toda reserva lo que le había sucedido, de cuyo percance aún no se había repuesto.
En tales fechas, el fenómeno ovni era totalmente desconocido por aquí, por lo que el señor Mora, que se encontraba algo enfermo, supuso que había sido premiado por la Providencia con esta visión celeste, con lo que estaba muy contento, creyéndolo un anticipo del más allá. En esta creencia murió pocos años más tarde.
Sus hijos (viejos amigos nuestros) nos comentaban que al día siguiente del suceso, la prensa trajo la noticia de que una estrella nueva había aparecido. Era de suponer que se trataba de un fenómeno de estrella nova que la agrupación Astronómica de Sabadell llegó a confirmarnos, dejando fechada, así, la observación de tan calificado testigo.
Reporta: Manuel Osuna; Umbrete (Sevilla)
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