La cuestión que ahora se plantea sobre <<la probabilidad del origen de la inteligencia no necesaria ni remotamente humana>> puede dar un aspecto irrelevante a mi discusión de los <<humanoides>>. De hecho la cuestión es digna de una <<ciencia>> que carece de tema conocido. Una inteligencia que ni remotamente sea humana es como una vista que ni remotamente implique la visión, o mejor, como una comunicación entre seres sin medios posibles de entenderse. Mi discusión sobre los humanoides postula una semejanza suficiente para que la comunicación sea posible. Si la comunicación es imposible, la búsqueda de señales de vida fuera del sistema solar resulta actualmente imposible, cuando menos por esta razón.
El conocimiento de Venus y de Marte ha aumentado considerablemente en los últimos ocho años. Nos confirma la virtual imposibilidad de una vida en Venus basada en el carbono y reduce mucho las posibilidades de una vida de este tipo en Marte. Las posibilidades de vida inteligente (incluso remotamente humana) en otro planeta o en otro cuerpo de nuestro sistema solar son evidentemente lo más próximas a cero.
Las pruebas sobre el origen espontáneo y determinista de moléculas orgánicas prebiológicas continúan acumulándose. Las pruebas sobre los detalles del paso realmente crucial desde el estadio anterior a la vida celular (verdadera) continúan faltando virtualmente, aunque sepamos lo que ha sucedido luego.
Hay actualmente pruebas convincentes de que los organismos celulares existieron en la Tierra no sólo desde hace dos sino incluso desde hace tres mil millones de años. Esto disminuye la probabilidad de un origen paralelo de la inteligencia en otras partes.
Algunos biólogos más han calculado independientemente que una probabilidad así es tan pequeña que casi se anula (por ejemplo, H. Blum, Nature 206: 131). Los astrónomos, los físicos y los químicos continúan siendo los principales defensores de la idea, porque ignoran la biología, e incluso algunas autoridades altamente respetables de estos campos la ridiculizan (por ejemplo, D. Menzel, Grad. Journal 7: 195).
Si el universo es infinito, el número de estrellas y de posibles planetas también es infinito y las estimaciones absurdamente variables de estas cifras son ridículas. Las estimaciones sólo tienen sentido si se refieren a aquellos con quienes podemos comunicarnos. Estas estimaciones varían enormemente, pero hay buenos motivos para dudar de las afirmaciones más altas sobre el número de planetas accesibles (por ejemplo, S. Kunar, An. New York Acad. Sci., 163: 94). Y además lo cierto es que no se ha observado objetivamente ni se conoce de hecho que exista ni un solo planeta de tipo terrestre fuera de nuestro sistema solar. La exobiología es todavía una <<ciencia>> sin datos; por lo tanto, no es ciencia.
Algunos científicos respetables por otros conceptos, como un colega muy llorado de la Universidad de Arizona que se suicidó recientemente, han continuado creyendo que algunos OVNI disponían de una conducción extraterrestre. Eso no pasa de ser un monumento a la credulidad. Las <<pruebas>> en favor de la brujería son mucho mejores. Las antirreferencias consistentes forman legión; vean como única muestra W. Markowitz, Science 157: 1 274).
Es cierto que no se han presentado todavía pruebas convincentes de organismos fósiles en meteoritos, pero se han obtenido más pruebas creíbles no concluyentes sobre compuestos de probable origen orgánico en meteoritos. Hay que hacer una distinción entre <<orgánico>> y <<biogenético>>. No hay todavía pruebas creíbles de que estos compuestos fueran biogenéticos, y esta pretensión no se ha repetido recientemente.
Tras la publicación de mi artículo de 1964 en Science se me acusó de desfigurar los gastos sobre la exploración de vida extraterrestre. Como puede comprobar cualquiera que lea de verdad aquel artículo, en realidad no dije que se dedicaran gastos de todo tipo a esta exploración, aunque de hecho se dedicaban sumas considerables. Lo que dije era que se aducía el posible descubrimiento de vida extraterrestre como una razón o excusa para la exploración espacial en general, en la cual se gastaban miles de millones de dólares. Esto se puede comprobar muy fácilmente; véase, por ejemplo, el informe NAS-NRC sobre <<Biología y exploración de Marte>>, C. S. Pittendrigh, presidente. Los miles de millones ya no se gastan al mismo ritmo, pero continúan siendo miles de millones y la <<exobiología>> continúa participando como argumento, tanto si los <<exobiólogos>> consideran que se llevan su parte como si no.
Un crítico amistoso (Philip Morrison) del conocido libro de Shklovsky y Sagan sobre Vida inteligente en el universo escribió: <<Tenemos aquí un conjunto bibliográfico cuya relación resultados/artículos es inferior a cualquier otro.>> Sugiero que los participantes piensen en esto cuando vuelva a convocarse otra conferencia sobre el tema.
G. G. Simpson
No hay comentarios:
Publicar un comentario