Pero el pequeño Alberto y las clavículas de Salomón nos descubren importantes secretos para la invisibilidad. Hácese invisible llevando sobre su brazo derecho el corazón de un murciélago, el de una gallina negra y el de una rana; o bien robar un gato negro, comprar una vasija nueva, un espejo, un eslabón, una piedra de ágata, carbón y yesca, observando ir a sacar agua a media noche en una fuente; hecho lo cual se enciende el fuego, se mete el gato en la vasija, se tiene tapada con la mano izquierda sin moverse jamás ni mirar atrás por cualquier ruido que se oiga, y después de haberse hecho hervir por espacio de 24 horas, pónese en un plato nuevo, se toma la vianda y se arroja por encima de la espalda izquierda, diciendo estas palabras: Accipe quod tibi do et nihil amplius; luego se ponen los huesos, uno después del otro, bajo los dientes del costado izquierdo, mirándoos en el espejo; y si el hueso que tenéis no es el bueno, arrojadlos sucesivamente hasta que se haya encontrado; al momento en que no se vea en el espejo se retirará a reculones, diciendo: Pater in manus tuas comendo spiritum meum.
Al otro día, que es el noveno, se volverá allí y se encontrarán las habas negras, se tomarán y se pondrá una en la boca, se mirará en seguida en un espejo, y si no se ve, aquélla es la buena. Se irá haciendo lo mismo con todas las demás y las que no valdrán nada deben ser enterradas con la cabeza.
Antes de hacer la experiencia de invisibilidad se dirán de corazón las palabas siguientes: "Scaboles, Hebrion, Elae, Elimigit, Gabalii, Semitrion, Metinobal, Sanitcut, Heremobol, Cane, Methé, Buluti, Catea, Timeguel, Bora; por el imperio que tenéis sobre nosotros haced esta obra a fin de que yo pueda ser invisible". Es preciso escribir estos caracteres con sangre y decir a más este conjuro: "Os conjuro y os obligo, espíritus de invisibilidad, a que inmediatamente y sin tardanza consagréis esta experiencia para que realmente pueda yo ser invisible sin artimañas. Os conjuro que Lucifer vuestro príncipe, por la obediencia que le debéis y por el poder de Dios, que inmediatamente me ayudéis y consagréis esta experiencia sin pérdida de mi cuerpo ni de mi alma. Amén, amén, amén". Para esta experiencia es necesario tener todas las cosas preparadas con cuidado y con todas las ceremonias necesarias. [...] Todo absurdos.
Collin de Plancy; Diccionario infernal.
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