miércoles, 20 de febrero de 2013

Mercado de los Goblins

El Mercado de los Goblins del poema de Christina Rossetti es completamente diferente del tradicional Mercado de las Hadas o feria de los Pixies. Estos mercados feéricos se celebran para las propias hadas. Si un ser humano recibe algún daño en ellos, es tan sólo por su violación de la intimidad de las hadas o como castigo por la codicia humana. Las personas que se han acercado a las hadas con cortesía incluso han podido comerciar con ellas con provecho. El Mercado de los Goblins del poema, por otra parte, era un espectáculo mortífero organizado para seducir a los mortales para que probaran los frutos resplandecientes de la muerte, obra de la Corte Maldita. Es fiel a la tradición más sombría de las hadas de la corte de Finvarra, las hadas siniestras de Innis-Sark. Los esfuerzos de los Goblins, con pellizcos y bofetones, para obligar a Lizzie recuerdan a los siniestros danzantes del relato de <<Todos los Santos>> de Lady Wilde. En el mismo libro se encuentra la historia de un círculo de flores por medio del cual una muchacha fue atraída hasta el País de las Hadas de los muertos para encontrar a su amor, y el conjunto del cuento tiene un aire similar al motivo de Laura suspirando por los frutos feéricos perdidos. Los Goblins de Christina Rossetti son muy semejantes a los Bogies, de aspecto variable, maestros del Encanto. No son distintos de los Goblins de George MacDonald, aunque éstos eran de forma más uniforme, siendo sus animales los que cambiaban.


    El argumento del poema es una variante de tres temas feéricos principales: el peligro de espiar a las hadas, el Tabú contra el hecho de comer Comida de las Hadas, y el rescate del País de las Hadas.
    El metro del poema y el ritmo precipitado de los versos evoca muchos poemas tradicionales sobre las hadas:

Laughed every goblin
When they spied her peeping;
Came towards her hobbling,
Flying, running, leaping,
Puffing and blowing,
Chuckling, clapping, crowing,
Clucking and gobbling,
Mopping and mowing.

[Se rieron todos los goblins / cuando vieron que atisbaba; / fueron hacia ella renqueando, / volando, corriendo, brincando, / resoplando y jadeando, / con risitas, palmoteando, cacareando, / cloqueando y graznando, / fregando y segando.]

    La copla de ritmo atropellado es perfectamente adecuada para comunicar el talante del relato.


                                                                Katharine Briggs; Diccionario de las Hadas

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