jueves, 13 de febrero de 2014

La Luna en el Tarot


I (Descripción de la lámina)
La luna parece arrojar de sí diecinueve manchas de color en forma de lágrimas; bajo ella hay dos perros y, más atrás, dos torres; en primer plano, un cangrejo nada en un estanque.
    El cangrejo y el agua del estanque, son azules; los perros, que parecen aullar, están representados en color carne; del suelo, amarillo como las torres del fondo, brotan tres plantas del mismo color.
    La luna está vista a la vez llena y en creciente, e insertado en esta última figuración se ve el perfil de un hombre: siete rayos azules, siete blancos, y quince pequeños rayos rojos surgen de su disco. Las diecinueve lágrimas están dispuestas en forma de collar, en una doble hilera y con la punta hacia abajo: cinco de ellas son amarillas, seis rojas, ocho azules.

II (Interpretación histórica)
En varios diseños del Tarot -anteriores y posteriores al de Marsella- el Arcano XVIII representa a dos astrólogos, haciendo cálculos bajo una luna menguante. Los abundantes elementos del Marsella -perros, cangrejo, estanque, torres- no aparecen en ellos; la luna misma no ofrece más que un plano, a diferencia del diseño concéntrico (perfil humano, creciente, disco) del caso que nos ocupa.
    Sobre las torres, Curt de Gébelin ha imaginado que aluden a las columnas de Hércules, aunque también puede considerárselas como dos puertas monumentales. Hay que recordar entonces que la Luna (Diana-Hécate) es a la vez Janua Coeli y Janua Inferni: la puerta del cielo y el infierno; estrechamente relacionada con los dos perros (o lobos) aulladores, a los que Gébelin veía como símbolos de los trópicos. Ya el jesuita Athanase Kircher ubicaba a Anubis y Hermanubis (deidades curiosamente representadas con cabezas de chacal) ante las dos puertas del Cielo: Anubis en el solsticio de invierno, frente a la puerta de la ascensión, indicada por el Capricornio; Hermanubis en el solsticio de verano, ante la puerta de descenso o del hombre, que señalaba Cáncer. Clemente de Alejandría, por otra parte, relató las procesiones egipcias, que incluían el paseo de los dos perros-dioses, <<que ellos pretenden son guardianes de las puertas del Sol, en el norte y en el sur>>. Aunque no hay ejemplos de zoolatría entre los griegos, sí es verdad que consagraron diversos animales a ser compañía de los dioses. En el caso de Artemisa -Plutarco lo afirma en su Isis y Osiris- este cortejo estaba formado por dos perros: resulta significativo recordar que la cazadora celeste era, para su pueblo, una deidad lunar.
    Por lo que respecta al cangrejo, su relación con la Luna es antigua y reiterada, ya que aparece mezclado a ritos y leyendas protagonizados por el astro nocturno en numerosas culturas. Esto puede deberse a la particular marcha retrógrada del animal, homologada al paso de la Luna por la observación popular (la trayectoria de poniente a levante). También desde el punto de vista astronómico, el cangrejo se relaciona con el simbolismo general de la lámina y de las torres en particular: Cáncer es, como se sabe, signo del trópico y del solsticio de verano.
    Las manchas de color en forma de lágrimas que llueven de la Luna están diseñadas con la punta hacia abajo: en el arcano siguiente (El Sol) se las ve en cambio con la punta hacia arriba. Como curiosidad sobre estas lluvias comunes a tres arcanos del Tarot, puede señalarse un antecedente del que es difícil extraer conclusiones: Pipart observó, entre los indios Piel Roja de Norteamérica, numerosos pictogramas que aludían de esta forma a los fuegos celestes.

III (Interpretación adivinatoria -de Eliphas Levi-)
Los elementos, el mundo visible, la luz reflejada, las formas materiales, el simbolismo.

IV (Interpretación adivinatoria -de Oswald Wirth-)
Imaginación. Apariencias. Ilusiones. Influencia lunar activa.
    POSITIVO.- La objetividad, el mundo sensible. Experimentación, trabajo, penosa conquista de la realidad. Instrucción por el dolor, labor fastidiosa pero necesaria. Videncia pasiva, lucidez. Navegación.
    NEGATIVO.- Errores de los sentidos, falsas suposiciones. Embustes, trampas, decepción. Teorías engañosas, falso saber, videncia histérica. Amenaza, chantaje. Viaje inoportuno, caprichos. Carácter neurótico.

V (Interpretación adivinatoria -de Paul Marteau-)
MENTAL.- En caso de negociaciones: mentira; en caso de trabajo personal: error. Ojeada superficial en todos los niveles.
    ANÍMICO.- Sentimientos turbados, pasionales, sin otra salida que el desorden. Celos. Hipocondría. Ideas quiméricas.
    FÍSICO.- Oscurecimiento total. Estado de conciencia turbado y agitado. Escándalo, difamación, delación; secreto que se hace público. Si la pregunta se refiere a la salud: hay desórdenes en el sistema nervioso; se necesita un cambio de ambiente por problemas higiénicos con el actual; buscar los lugares secos y el calor.
    SENTIDO NEGATIVO.- El instinto -causa de espejismos- acentúa sus efectos por la situación ascendente del pantano. Estado de conciencia confuso, que permanece latente y sin manifestarse.

VI (Ampliación y análisis)
Ouspensky ha visto en las imágenes del Arcano XVIII una alegoría del viaje heroico, un claro resumen del simbolismo relacionado con el tránsito y el pasaje: el estanque de agua (materia primordial), el cangrejo que emerge de ella (devorador de lo transitorio, como el escarabajo entre los egipcios), los perros que interceptan el paso (guardianes, calificadores de la aptitud del viajero para enfrentar el misterio), las torres en el horizonte (plenas de acechanzas por sus virtuales habitantes, pero también puertas -meta, frontera-). Cirlot ve más bien que los perros impiden el paso de la Luna al dominio del logos (conocimiento solar), y comenta agudamente la descripción de Wirth sobre lo que no se ve en la lámina: <<Tras esas torres -dice- hay una estepa y detrás un bosque (la selva de las leyendas y cuentos folklóricos), lleno de fantasmas. Después hay una montaña (¿la montaña doble, aludida por Schneider?) y un precipicio que termina en un curso de agua purificadora. Esta ruta parece corresponder a la descrita por los chamanes en sus viajes extáticos.>>
    Lo que parece evidente, es que el Arcano XVIII está emparentado, como ningún otro, con el plano iniciático de la vía húmeda (lunar). Es por esto que Wirth la relaciona con la intuición y lo imaginativo, y que entre sus más recurrentes interpretaciones adivinatorias figure la sensualidad.
    Sería interminable acoplar al Arcano XVIII el vasto simbolismo lunar, desde su relación con el ciclo fisiológico femenino hasta el panteón de las deidades nocturnas, pasando por sus implicaciones cósmicas, mágicas y astrológicas. Parece más prudente considerar que La Luna no alude a todo lo que nombra, sino a la particular situación que compone con los otros elementos de la lámina.


Alberto Cousté; El Tarot, o La Máquina de imaginar

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