(...) debemos constatar que existen realmente una serie de concordancias que trazan una línea general que apunta hacia un fin muy determinado de la raza humana: concordante en líneas generales con las profecías originales de la Biblia, y con una sorprendente unanimidad en aspectos que, al parecer, podrían ser dejados completamente a la libertad de sus respectivos autores.
Estos puntos de coincidencia pueden resumirse en los siguientes apartados:
-Unanimidad en la fecha. Quizá tras el fracaso del año 1000, o tal vez por otras razones que escapan a un estudio general, o posiblemente por motivos puramente místicos, la fecha de la mayor parte de las predicciones se centra en el año 2000, ya muy cercano a nosotros: concretamente, del 1995 hasta el 2100, aunque con un núcleo muy importante centrado entre el año 2000 y el 2030.
-Degradación de la humanidad. Antes del fin de los tiempos se producirá una época de relajación de la moral y las costumbres, libertinaje, pérdida de todos los valores... una situación semejante a la de Sodoma y Gomorra antes del castigo divino. La analogía con estas dos ciudades suele ser frecuente.
-Período previo de falsa paz. El Apocalipsis final vendrá precedido de un período de falsa paz, en el que la gente creerá haber llegado a una era de tranquila seguridad, pero agitado por corrientes subterráneas de efervescencia difícilmente distinguibles para el hombre de la calle.
-Deterioro de la Iglesia católica. Teniendo en cuenta que la mayor parte de predicciones del fin de la Humanidad han sido formuladas por videntes católicos, éste es un hecho al que se le da gran preponderancia. Surgirán falsos profetas, se crearán nuevas religiones, el poder de la Santa Madre Iglesia será contestado, la Humanidad abandonará la fe. Éste será el paso previo a la:
-Venida del Anticristo. Éste es el punto más unánime en todas las profecías, pero también el más divergente. La aparición del Anticristo es algo que se halla en todas las profecías sobre el fin del hombre, pero su naturaleza es objeto de las más variadas interpretaciones. El Anticristo <<clásico>> de los tiempos bíblicos, el Anticristo que sería un sosias de Jesucristo paso a paso, es decir que reproduciría su vida y milagros, sólo que orientados al mal, ha dejado paso en los últimos tiempos a un Anticristo más sofisticado, impersonal, más una idea que una entidad física. De hecho, según gran número de profecías, este Anticristo tendría que haber nacido ya, para cumplir la cronología generalmente aceptada que nos conduce hasta el año 2000. Ningún personaje de nuestro mundo actual puede adjudicarse las cualidades descritas para él, aunque algunos se le puedan acercar bastante en determinados aspectos. Por ello, algunos intérpretes de las profecías apocalípticas han sustituido al Anticristo-ser por el Anticristo-idea: no esperemos a un Anticristo de carne y hueso, fácilmente identificable y por lo tanto fácilmente combatible; el Maligno es mucho más astuto que esto. El auténtico Anticristo será una corriente de ideas que nos arrastrará apartándonos de nuestras creencias y nos llevará hacia el pecado y la herejía. Tomado desde este punto de vista, el Anticristo realmente ha nacido ya, y las condiciones de las profecías se cumplen. Este Anticristo es, naturalmente, el comunismo.
-Conversión de los gentiles. Este punto se halla en todas las profecías religiosas, las procedentes de visiones en las que Jesucristo o la Virgen María han transmitido su mensaje. Tras una etapa en que la Iglesia volverá a sus orígenes, es decir, abandonará pompa y boato para ser de nuevo la sencilla religión de pescadores del inicio, los gentiles abrazarán definitivamente la fe. Muchas profecías explicitan además que será el pueblo judío el que volverá al redil, tras tantos años separado de él.
-Grandes desórdenes y catástrofes. Inmediatamente antes del fin de los tiempos habrá una época de gran confusión, en que la Iglesia sufrirá persecución, habrá crímenes, asesinatos, motines, imperará la ley del más fuerte, y las ciudades se convertirán en junglas. Luego se iniciará el gran cataclismo: terremotos, inundaciones, caídas de astros... el repertorio es variado, pero siempre tremendo. El mundo se convulsionará, no quedará piedra sobre piedra. Y entonces, finalmente,
-Segunda venida de Cristo y Juicio Universal. Los impíos serán arrojados al fuego del infierno y los justos gozarán del favor del cielo, <<podrán ver a Dios>>. Esto es interpretado la mayor parte de las veces no como una muerte sino como un renacer de la Humanidad: habrá una criba, una selección, y los supervivientes formarán una nueva Humanidad, que proseguirá nuestra historia por caminos de mayor perfección y paz. Es la esperanza que nos abren muchas profecías apocalípticas, la de que el fin del hombre no será un fin absoluto, que la Humanidad continuará. Y ello tanto en las profecías religiosas como en las profecías laicas.
Domingo Santos; El enigma del fin de la Humanidad
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