sábado, 4 de enero de 2014

Combates de gladiadores en Cartago Nova

Escipión (Africano) volvió a Cartago (Nova) para cumplir sus votos a los dioses y celebrar el espectáculo gladiatorio que había dispuesto en honor de su padre y de su tío difuntos. La actuación de los gladiadores no estuvo en manos de la clase de hombres que los empresarios suelen enfrentar sacándolos de los tablados de esclavos y de libres que ponen en venta su sangre, sino que todo fue obra, voluntaria y gratuita de quienes lucharon. Pues los unos fueron, en efecto enviados por los régulos para dar ejemplo del coraje innato de su pueblo, otros se brindaron a luchar para dar gusto al general; otros los arrastró el afán de emulación y de lucha, a no rehuir ésta al provocar o ser provocados a ella. Algunos, que no habían podido o querido zanjar sus diferencias en un pleito legal, tras ponerse de acuerdo en que el objeto de la disputa correspondiese al vencedor, dirimían el asunto con la espada. Entre los participantes había hombres de linaje nada oscuro, sino preclaro e ilustre, de nombres Corbis y Orsua, primos hermanos y aspirantes al principado del pueblo que llaman Ibe, se comprometieron a disputárselo a duelo. Corbis era el de más edad; el padre de Orsua había sido príncipe últimamente, tras heredar el principado a la muerte de su hermano mayor. Cuando Escipión trató de discutir con ellos el asunto y de calmar sus iras, ambos declararon haberse negado ya a los ruegos de sus parientes en el mismo sentido, <<y que no aceptarían a ningún juez de los hombres ni de los dioses si no era Marte>>... El mayor de los dos primos confiaba en su fuerza, el menor en su juventud, y cada uno de ellos prefería morir en el empeño a vivir sometido a la autoridad del otro; de manera que al negarse ambos a desistir de su locura, ofrecieron al ejército un magnífico espectáculo, demostrando lo pernicioso que es el afán de poder entre los mortales. El mayor, con su práctica en el manejo de las armas y de la astucia, se impuso fácilmente a la fuerza bruta del más joven. Este espectáculo de gladiadores fue seguido por unos juegos fúnebres acordes con los recursos de una provincia y el equipamiento de un campamento.


                                                                                                                   Tito Livio


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