Los muertos y los fantasmas ocupan un lugar predominante en la tradición popular de Escandinavia y, así mismo, en la tradición vikinga. Si leemos las sagas islandesas observamos que los temibles "draugar" aparecen con frecuencia. Se trata de maléficos "cuerpos vivientes" que defienden sus tumbas de los intrusos y cualquier extraño que se les aproxime. Una de las creencias más extendidas entre los vikingos de la época cristiana era la siguiente: todos los cuerpos de las personas que se han ahogado contaminan a quienes se aproximan a la orilla, con el fin de asegurarse un entierro cristiano digno. Incluso hoy en día, todavía se usa el antiguo término draug para referirse a los ahogados cuyo cuerpo permanece insepulto. Sus cadáveres se convierten en monstruos siniestros cubiertos de algas, que acechan a los barcos para volcarlos y matar a la tripulación.
En todas las lenguas escandinavas existen numerosas palabras correspondientes a fantasma. Aparte de la ya citada "draug" en noruego, existe en islandés el "draugar" muy similar a la anterior, y además el espectro denominado "svipa" y el llamado "voga" o enviado, un fantasma destructor que ha sido levantado de su tumba y actúa bajo las órdenes de algún perverso mago. El último tipo de espectros es el de los "transformadores", éstos no son materiales y se dejan sentir cuando cambian de forma o se vuelven invisibles. Se originan a partir de un cadáver o de un hueso al que un hechicero haya insuflado energía; su comportamiento es descrito con gran realismo en la leyenda "¿Cómo levantar a los muertos?" de Jón Árnason. Cuando alguno de estos fantasmas persigue a una familia se les denomina "fylgja" o "persecutor".
El sueco tiene varias palabras para nombrar a los fantasmas, según explica Klintberg, así tenemos los "gengånger", literalmente "el que camina de nuevo": se trata de un fantasma que vuelve a su familia o amigos porque les tiene que dar un mensaje. Por otro lado están los "gast" o fantasmas: con este vocablo se alude al fantasma de una persona desconocida que embruja caminos, bosques o lugares abiertos; el término "spöke" o aparición, es utilizado cuando el narrador desea remarcar los diferentes modos que tiene el espíritu de aparecer, así por ejemplo, como aparición visual, ruidosa, con gritos e incluso con fenómenos de poltergeist.
Frecuentemente se citan casos de fantasmas relacionados con niños ilegítimos sin bautizar que son abandonados o incluso asesinados por sus madres. Para denominar a este grupo se utiliza el vocablo útburðir en islandés, útboren en noruego y utbölingt o utkasting en sueco, en todos los casos significa "los expulsados". La razón es doble, en primer lugar estos niños no han tenido un entierro cristiano o carecen de nombre por no haber sido bautizados, y por lo tanto, nunca han vivido en la comunidad humana. Repetidamente la leyenda describe con todo lujo de detalles cómo el fantasma de un niño castiga a una madre culpable, bien publicando su nombre ante todo el pueblo, o haciéndola enloquecer de remordimiento y culpa, o incluso se venga cruelmente mamando de la madre hasta provocarle la muerte. La fuerza de estos relatos como aviso moral es evidente.
El único modo de ahuyentar al fantasma era bautizarlo, como se muestra en la leyenda noruega "El lapón que bautizó al fantasma del niño".
La leyenda islandesa "¡Gris es mi cráneo, Garún, Garún!" es una variante terrible del relato extendido por todo el mundo denominado "El novio muerto", así como de la balada germánica romántica llamada "Leonore", escrita por Wilhem Burger en 1773. En la versión germánica, resulta evidente que la chica es culpable de su terrible experiencia, puesto que la enorme tristeza que padece provoca que su amante salga y se levante de la tumba. El folklore frecuentemente desalienta todo tipo de duelo y luto prolongado y apasionado. Este mensaje moralista, sin embargo, no se tuvo en cuenta en Islandia, allí el amante siguiendo la tradición local, cumple el modelo del draugar cruel y activo.
El folklore islandés, por medio de los conceptos del draugar y el "Enviado" ha creado modelos tan terriblemente poderosos como los zombies y los vampiros tan conocidos en otros pueblos.
Edorta González; Leyendas y Cuentos vikingos
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