Hay muchas fuentes de aguas termales en Grafarbakki, parroquia de Hrunamanna. No muy lejos de allí, se halla la granja de Reykjadal.
En Reykjadal vivía una mujer muy sabia que sentía una gran envidia de la dueña de Grafarbakki porque tenía aguas termales y se ahorraba el trabajo de recoger leña para calentarse. Debido a esa terrible envidia, un día decidió conjurar a un fantasma y ordenarle que fuera a Grafarbakki y le trajera una fuente de aguas termales a Reykjadal.
El espectro partió, cogió una de las fuentes y la transportó en sus manos como si fuera una mantequera. Cuando ya estaba a mitad de camino, a través de los pantanos en la zona de Gröf -ahora llamada Hvamm-, no pudo resistir el calor terrible de las aguas termales y la dejó caer.
Desde aquel día la fuente ha estado allí, a bastante distancia de las demás fuentes termales, y se la conoce como la Fuente del Fantasma.
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